Otro año más de impunidad

01/08/2023
El 8 de julio de 1978, la Policía cargó dentro de la plaza de toros de Pamplona utilizando fuego real. En las inmediaciones, mataron a Germán Rodríguez e hirieron a decenas de personas. La Justicia española jamás juzgó el caso, que cerró en 1982.

 

Los Sanfermines del 78 cumplen 45 años sin verdad, sin justicia y sin reparación

 

El 8 de julio de 1978, la Policía cargó dentro de la plaza de toros de Pamplona utilizando fuego real.
El 8 de julio de 1978, la Policía cargó dentro de la plaza de toros de Pamplona utilizando fuego real.

Germán Rodríguez murió con 23 años a causa de un disparo de la Policía en la pamplonesa Avenida de Roncesvalles el 8 de julio de 1978. Su asesinato fue otro de los tantos que quedaron sin resolver durante la Transición

El fatídico desenlace tuvo lugar pocos minutos después de que la Policía decidiera entrar en la plaza de toros y cargara contra los allí presentes, disparando material antidisturbios como pelotas de goma y botes de humo.

La Policía cargó dentro de la plaza de toros bajo la orden: "Disparad con todas vuestras energías. No os importe matar"

Lo peor estaba todavía por llegar, pues a estos lanzamientos se sumaron decenas de disparos con fuego real. En total, 11 personas fueron heridas de bala en la plaza. "Disparad con todas vuestras energías. No os importe matar" fue la orden dada. Ahora, 45 años después, su familia y diversos colectivos siguen buscando en Argentina la justicia que siempre se les negó en los tribunales españoles.

"Para cuando lo mataron, mi hermano ya había estado casi dos años en la cárcel por poseer propaganda ilícita y acusado de subversión porque militaba en la Liga Comunista Revolucionaria", recuerda Fermín Rodríguez. Germán cayó muerto a unos 200 metros de la plaza de toros, un entorno en el que los disturbios se desataron tras la carga policial.

Según relata Rodríguez, "el principal esfuerzo de la judicatura ha sido siempre mantener el anonimato de los responsables, tanto de los materiales como de los políticos".

A pesar de que su padre denunciara los hechos, en 1982 se cerró el caso sin que la Justicia aceptara ninguna de las pruebas presentadas. "Todos los procesos judiciales que se abrieron tras aquello tan solo sirvieron para confirmar las versiones policiales y del Ministerio del Interior", añade el hermano de Germán.

No sería hasta 37 años más tarde de aquel 8 de julio de 1978 cuando Rodríguez pudo expresarse en el Parlamento Navarro. "Llegan mal y tarde, aunque en los últimos años sí ha habido algún apoyo desde el Parlamento y el Ayuntamiento de Pamplona", relata.

Él estuvo en el lugar en el que reside la soberanía del pueblo navarro por ser el hermano de Germán, asesinado por la Policía de un disparo, pero otras tantas víctimas de aquella jornada ni siquiera han llegado a eso.

Es el caso de Ramón Vélez, quien todavía tiene en su cuerpo la bala que recibió el mismo 8 de julio. "Yo estaba en el patio de caballos y tras escuchar un griterío volví a la plaza. Allí me dispararon, vi que la bala salía desde el callejón, donde estaba la Policía", rememora.

Aquella bala le perforó el hígado, el estómago y los intestinos, además de cruzarle entre la columna vertebral y la vena aorta con la suerte de que no le dañara nada de estas. "Caí al suelo y un grupo de muchachos me llevaron a la enfermería de la plaza. Allí había niños, mujeres, ancianos... La cosa empeoró cuando, con las cargas, algunos botes de humo de la Policía también entraron en la enfermería", sostiene este pamplonés de 68 años.

Vélez era uno de los heridos más graves, así que inmediatamente salió en una ambulancia hacia el hospital de Navarra. "Me intervinieron de urgencia y el médico me decía que lo tenía muy complicado. Llegué a tener una de esas experiencias cercanas a la muerte en la que estás en un túnel negro que recorres a toda velocidad y ves tu vida", explica el protagonista.

Primera y única testificación

Durante el postoperatorio crítico que afrontó, un señor que se identificó como juez acompañado de otro hombre más joven le tomaron declaración de los hechos. "Yo tenía un relato bastante consistente porque había visto de dónde salió el disparo. Este hombre, mientras declaraba, empezó a elevar el tono de la voz, diciéndome que tuviera cuidado, que lo que estaba diciendo era muy grave", se explaya Vélez.

Poco le quedaba por hacer más que mirar gritando auxilio al joven que acompañaba al juez. "Le miré varias veces, pero bajaba la vista, así que acabé la declaración como buenamente pude", dice el por aquel entonces herido de 23 años. Así terminó su primer contacto con la judicatura.

Poco después llegó el segundo y último, ya que le llamaron del juzgado requiriendo su presencia. "Me quité la camiseta y me pasaron un lapicero por la cicatriz y me dijeron que era suficiente, y desde ahí no me volvieron a decir nada", sostiene.

Vélez sufrió una preocupante infección al año siguiente como consecuencia de que la bala que le perforó el torso seguía en su interior.

En España no se ha hecho ningún tipo de justicia sobre lo ocurrido en los San Fermines de 1978

Ahora, ve con tristeza cómo en España no se ha hecho ningún tipo de justicia sobre lo ocurrido en los San Fermines de 1978. "Todos intuimos que aquello no fue una casualidad, sino algo premeditado, porque la Policía nunca había rodeado la plaza de toros, ni lo ha vuelto a hacer, así que solo buscaban cualquier excusa para entrar y cargar", añade este afectado.

Había que castigar a la ciudad

Para luchar por el esclarecimiento de la verdad y sus responsables, hace años se creó el colectivo San Fermines 78 gogoan. Sabino Cuadra, uno de sus miembros, no olvida los nombres propios de los responsables de aquel asesinato: el gobernador civil, Ignacio Llano; el comisario jefe, Miguel Rubio Rubio; y el jefe directo de la Policía, Fernando Ávila, a tenor de lo explicitado por el activista.

"De Ávila hay que remarcar que llegó a Pamplona en marzo del 78 a sustituir al anterior comandante, que había sido asesinado por ETA, y en la prensa se recogía que había declarado expresamente que venía a castigar a la ciudad", añade el propio Cuadra.

Por encima de todos ellos estaba el ministro Rodolfo Martín Villa, a quien desde San Fermines 78 gogoan catalogan como el responsable de "aquella agresión criminal" y que hace tiempo se refirió a ella en los siguientes términos: "Lo nuestro son errores, lo suyo son crímenes".

Las querellas interpuestas fueron "obstaculizadas, zancadilleadas y ninguneadas desde el Ministerio del Interior"

En los días siguientes a los sucesos se interpusieron diferentes querellas, aunque dos sobresalen por encima de las demás: la de los familiares de Germán y la presentada por diferentes partidos políticos y asociaciones de Pamplona. "Lo primero que hay que señalar es que estas querellas fueron obstaculizadas, zancadilleadas y ninguneadas desde el Ministerio del Interior con todos los requerimientos que recibían de los juzgados", completa Cuadra.

El informe principal de lo sucedido, que a su vez contenía tres informes de diferentes responsables policiales y políticos, no fue aportado al juicio a pesar de que el juzgado lo pidiera hasta en cinco ocasiones.

En 1982 llegaron los dos autos que decretaban el desistimiento de las querellas y el archivo provisional de la causa ya que tomaban como verídico lo declarado por los policías: que las órdenes fueron malinterpretadas y que tuvieron que transmitir las órdenes en una situación de confusión. "Dieron a entender que todo fue producto del caos y que nadie dio órdenes de disparar fuego real", resume el integrante del colectivo memorialista.

Los testimonios policiales contradecían la propia realidad material del lugar de los sucesos. "Afirmaron que en donde Germán murió no hubo presencia policial en ese momento y que en toda la jornada allí no se disparó ni un tiro. Sin embargo, en comercios, árboles, farolas, farmacias y cajas de ahorros fueron encontrados más de 30 impactos de bala disparados todos ellos con una 9 mm. Parabellum, la pistola que utilizaba la Policía, a una altura que oscilaba entre los 90 centímetros y los 2,3 metros. Es decir, que tiraron a matar", se explaya el mismo Cuadra.

La orden, en cambio, fue totalmente clara. "Disparad con todas vuestras energías. No os importe matar" es el mensaje interceptado lanzado desde la emisora policial de la central del Gobierno Civil a algunas unidades policiales.

Los juzgados españoles vuelven a guardar silencio

Más de cuatro décadas después, volvieron a luchar en los tribunales mediante una querella interpuesta en los juzgados de Pamplona por parte de San Fermines 78 gogoan en la que estaban incluidos los familiares de Germán, personas heridas de bala y otras tantas que perdieron un ojo de un pelotazo y la Federación de Peñas de Iruña.

"La judicatura, hoy como ayer, es absolutamente cómplice para con el crimen de Estado que se cometió" comenta Cuadra

Tal y como comenta Cuadra, "desde enero de 2019 que la registramos ha estado dando vueltas por los juzgados y más de cuatro años después no sabemos ni siquiera si ha sido admitida a trámite". Y continúa: "Uniendo esta actuación a la de hace 45 años, llegamos a la conclusión de que la judicatura, hoy como ayer, es absolutamente cómplice para con el crimen de Estado que se cometió".

La esperanza está en Argentina

La tercera iniciativa judicial llegó hace unos cuatro años y medio, cuando el caso se incluyó en la macrocausa argentina que investiga los crímenes del franquismo y la Transición, ya que la jueza María Servini entiende que las estructuras judiciales, políticas y policiales de la dictadura continuaron durante el proceso hacia la democracia. Lo hicieron tras recuperar información relativa al caso, entre otras cosas el triple informe antes citado.

Se trata del único expediente judicial abierto en todo el mundo en relación a los crímenes contra la humanidad cometidos durante el franquismo.

Cientos de casos se agolpan en Argentina que, con cierta lentitud, empiezan a avanzar. "Primero imputaron a 21 personas relacionadas con los supuestos crímenes contra la humanidad, y hace dos años imputaron a Martín Villa sustentándose en varias matanzas, entre ellos el de San Fermines 78", explica Cuadra.

El antiguo ministro franquista que también lo fue durante la Transición alegó que él no fue el responsable de nada de lo sucedido y el alto tribunal argentino respondió a la jueza Servini que debía presentar más pruebas para seguir dando curso a su petición de procesamiento.

"La querella argentina ha conseguido grandes hitos respecto a la consecución de la verdad, justicia y reparación"

"La querella argentina ha conseguido grandes hitos respecto a la consecución de la verdad, justicia y reparación que perseguimos. Ahora vamos a por el siguiente, el procesamiento de Martín Villa como responsable de los crímenes de Estado que se cometieron bajo su mandato", reflexiona el miembro de San Fermines 78.

Transmitir la memoria, superar el dolor

Fermín Rodríguez, el hermano de Germán, piensa mucho en cómo transmitir esta memoria a las nuevas generaciones. Él no tiene hijos, pero sí sobrinas y sobrinos: "Yo no estoy cómodo cuando hablo de esto con ellos porque siento un dolor que no quiero transmitirles, un sufrimiento que me gustaría que desapareciera en mi generación. No podemos olvidar lo que pasó, pero debemos aprender a implicarnos como ciudadanos, y no a un nivel tan personal, aunque sea casi imposible. Si la sociedad nos arropara mucho más, nosotros no tendríamos que llevar esto con tanto sufrimiento", concluye.