Los actos oficiales de este 40 aniversario del 23F serán presididos por el rey Felipe VI, como un nuevo intento de "lavarle la cara" a la reaccionaria institución monárquica, mientras el corrupto emérito está huido e impune en los Emiratos Árabes. Otra vez, desde el gobierno y los partidos del R78 intentarán imponer el relato de que Juan Carlos fue el gran "salvador" de la democracia española contra la amenaza golpista.
Quieren ocultar, en primer lugar, que el propio Juan Carlos conspiró con los golpistas y solo tomó distancia una vez fracasada la intentona. Y, en segundo lugar, que lo que vino no fue una "democracia plena", ni siquiera una "democracia insuficiente", sino un régimen monárquico continuista del franquismo, al que se le garantizó la impunidad por sus crímenes. Un régimen basado en la monarquía, en la negación del derecho de autodeterminación y en instituciones reaccionarias como la Audiencia nacional y toda la magistratura, el poder de fuego de las policías nacionales y autonómicas que hoy reprimen a la juventud y los pactos con la Iglesia. Es decir, una democracia solo para los ricos, que ejerce la violencia organizada contra la clase trabajadora, la juventud, las migrantes y el pueblo pobre.
El gobierno que se presenta como "progresista" está haciendo todo lo posible para separar la figura de Juan Carlos I de la Felipe VI y así salvar a esta monarquía, en eso comparten posiciones con la derecha y la extrema derecha. Pero no nos engañan, Felipe VI es más de la misma monarquía corrupta, antidemocrática y heredera del franquismo. Mientras se garantiza la inviolabilidad de Juan Carlos, en el Estado español hay presos como Pablo Hasél, presos políticos catalanes y exiliados políticos por organizar un referéndum de autodeterminación o escribir canciones contra la monarquía.
La Familia Real ha acumulado un patrimonio de más de 2.000 millones a través de comisiones, negocios turbios y amistades con grandes empresarios y dictadores, mientras el pueblo trabajador se está hundiendo cada vez más en la pobreza. Con la fortuna acumulada por la familia real podrían comprarse millones de mascarillas y equipos de protección individual, o contratar a sanitarios, aumentar los presupuestos de sanidad y dar ayudas de emergencia para desempleados.Por todos estos motivos, este 23F volvemos a manifestar nuestro repudio a la reaccionaria institución monárquica y llamamos a impulsar un gran movimiento para poner fin a la monarquía, por la libertad de todos los presos y presas políticas y contra la represión. Es hora de movilizarse para exigir un referéndum y pelear por procesos constituyentes para decidirlo todo.