Memoria Gasteiz: Dignificando las víctimas del franquismo
Noticias de Alava.- 2016.07.10
CARLOS MTZ. ORDUNA JOSÉ RAMÓN GÓMEZ
Lander García (Vitoria, 1977) es el coordinador de Memoria-Gasteiz, una iniciativa de la Plataforma Vasca contra los Crímenes del Franquismo que traspasó por primera vez las puertas del Ayuntamiento en el año 2014 y que recientemente ha retomado su actividad con un nuevo grupo de trabajo adecuado a la actual composición municipal. Sus cuatro objetivos, señalizar distintos lugares de la memoria en la ciudad, contextualizar o retirar la simbología franquista y sustituir los nombres de calles y cargos honoríficos relacionados con la dictadura. El foro mantendrá mañana su cuarta reunión del año y mira ya al muro trasero del cementerio de Santa Isabel como primer espacio sobre el que intervenir. El consenso sobre qué actuaciones llevar a cabo alcanza, según García, “un 95%”, algo inédito en otros ámbitos institucionales.
Ha costado, pero parece que las primeras actuaciones contempladas en Memoria-Gasteiz se van a poner ya en marcha este mismo año. ¿Se ha hecho larga la espera?
-Sí, porque no nos podemos olvidar del contexto en el que se trabaja por la memoria y los derechos humanos en este país. Vivimos en una situación especial a nivel internacional. El Estado no tiene ningún tipo de política pública integral en estas materias e incluso practica elapartheid, porque se olvida completamente de las personas que sufrieron la violencia del Estado durante el franquismo. El trabajo que debía impulsarse desde las instituciones ha tenido que llevarse a cabo desde el ámbito asociativo. Pero poco a poco se han ido dando las condiciones para llevar el tema del ámbito privado al público. Uno de nuestros objetivos precisamente es desprivatizar todo lo relacionado con la memoria y los derechos humanos y llevarlo a las instituciones públicas, y eso por fin ha pasado en Gasteiz. Cosa que en el Estado es mucho más difícil.
Así que, como se suele decir, más vale tarde que nunca.
-Por supuesto. Vemos un poco el recorrido de las últimas décadas de sacar a la luz todos los crímenes del franquismo, de socializar todo este trabajo, y sí que ha habido una evolución evidente. Hay diferentes puntos de inflexión, porque esto ha ido pasando del ámbito familiar al asociativo y ahora estamos consiguiendo implicar a las instituciones públicas, como se hace en otros lugares de Europa, en Latinoamérica y como indican los estándares internacionales.
¿El cambio de gobierno en Gasteiz ha servido para encontrar mayor receptividad por parte del Ayuntamiento a la hora de actuar?
-Lo más importante en la experiencia Memoria-Gasteiz es que hemos conseguido mantener el consenso y la participación de todos los grupos políticos desde el principio. Sabemos que el Partido Popular tiene serias dificultades para abordar todos estos temas, y todavía hay determinados contextos en los que no participa. Así que haber mantenido aquí a todos los grupos y con un consenso al 95% de las intervenciones que planteamos, desde el PP hasta EH Bildu, es muy importante. Hay decisiones que siempre van a depender de la voluntad específica del gobierno municipal, y lógicamente esta legislatura hay más receptividad que con el gobierno anterior. Pero no hay muchos marcos de trabajo en torno a la memoria histórica en este país y con este recorrido. Eso hay que ponerlo en valor y demuestra que se puede conseguir. Y tiene que ser así, porque hay que hacer una pedagogía amplia.
Todo apunta al muro de Santa Isabel como el primer espacio en el que se va a intervenir.
-Sí. Es uno de los lugares más representativos de la represión franquista en la capital alavesa. En los últimos diez años se vienen haciendo homenajes desde iniciativas populares y sociales en torno a las personas asesinadas en este lugar, e incluso en 2010 se aprobó en el Ayuntamiento una iniciativa para señalizar y dignificar este lugar. Ese mandato está sin cumplir y por eso, dentro de la línea de trabajo de señalizar los lugares de la memoria, hemos pensado que debe ser el primero. Además, este 2016 se cumplen 80 años del golpe de Estado y del comienzo de la represión y es una fecha propicia para empezar por ahí.
¿Los plazos de aquí a diciembre no son un poco ajustados?
-Bueno, el grupo de trabajo termina ahora sus sesiones, pasará agosto, y en septiembre, con las directrices que establezcamos, y teniendo en cuenta que hay una partida presupuestaria destinada a memoria histórica en el Ayuntamiento, parece que no va a haber ningún problema para hacer esta primera intervención. Y no es tanto por el dinero, sino porque hay una voluntad política de llevarla a cabo, que es lo que se está reflejando en el grupo de trabajo.
Precisamente mañana tendrá lugar la próxima reunión de este foro. ¿Con qué expectativas la afronta?
-Vamos a cerrar esta fase de decisiones. Ya hemos marcado las prioridades, también que hay que sacar un texto consensuado y conseguir después que todo tenga el recorrido que corresponda. En principio, tenemos decidido que vamos a señalizar Santa Isabel, que lo vamos a hacer con un elemento común, que dé continuidad, y que hemos llamado Marca de Memoria. La propuesta de Iñigo Arregi -un artista local que elaboró la última escultura en memoria de las víctimas del 3 de marzo- ha sido aceptada en el grupo y hemos decidido también que el Instituto Valentín de Foronda va a darle el barniz académico y científico al texto que se incluya. Lo importante es el consenso que ha habido y en el resto de ámbitos se irá interviniendo paulatinamente. Somos conscientes de que este año no se puede hacer todo lo que está previsto, pero vamos a ser exigentes en que se cumpla todo lo que hemos acordado.
¿Manejan algún plazo para concluir todas las intervenciones?
-Lo que está claro es que hay cosas que no valen dinero. El argumento del presupuesto no vale para todo, porque si hablamos de intervenir en los cargos honoríficos, eso se hace en una mañana. Lo mismo pasa con el cambio de los nombres de las calles, que se hace por decreto del alcalde. También se va a poner en marcha un proceso de socialización con los vecinos para retirar las placas del Ministerio franquista de Vivienda. Hay experiencias en otros ayuntamientos vascos para intervenir así. Y luego está el tema de unificar los censos de víctimas y hacer uno oficial, porque está vinculado a la querella argentina. El Ayuntamiento se ha presentado en este proceso y va a incorporar este censo. Son acciones que no están ligadas al presupuesto.
Hablando del censo de víctimas, ¿cuándo cree que estará listo?
-Tenemos un censo de unos 200 nombres vinculados a la represión franquista en Gasteiz pero siempre va a ser provisional, porque van apareciendo casos nuevos. Nuestro criterio es que a ese listado hay que incorporar a las personas de Gasteiz asesinadas en cualquier lugar o a cualquier persona asesinada aquí, para componer la fotografía represiva de esos años. Está pendiente de cruzarse con otras fuentes documentales, pero más o menos ya tenemos esa herramienta. Ese censo, además, se va a cruzar con un directorio que tiene la Diputación.
Volviendo a las intervenciones en la calle, nos encontramos junto a otro punto negro de la represión franquista -esta entrevista se realizó al lado de la plaza del Convento de los Carmelitas-. La escultura de ‘Lauaxeta’ ya está aquí, pero esta actuación aún se queda corta. ¿Será el siguiente lugar de la memoria donde se coloque esa Marca?
-No sabemos cuál va a ser el siguiente, porque hay distintos lugares a señalizar. Uno es éste, otro el colegio Sagrado Corazón, que fue una prisión de mujeres, otro la antigua ubicación de la cárcel de la Paz... Y también están esos lugares donde hay simbología franquista, como la Catedral Nueva o la Cruz de Olarizu, pero donde creemos que es más conveniente señalizarla antes que retirarla.
¿En estos espacios se pondrán también Marcas de la Memoria?
-Sí. La idea es que el visitante relacione todos los espacios con Memoria-Gasteiz, con el itinerario que poco a poco vamos a ir construyendo. Todo esto además va a dar pie a hacer recorridos, un plano de la memoria... Abre la puerta a muchas iniciativas.
La sustitución de nombres de calles ha marcado la actuación de algunos de los llamados ayuntamientos del cambio, pero también ha generado polémicas. ¿Será un camino fácil?
-Desde que presentamos este proyecto, nuestro criterio ha sido que ninguna persona que haya tenido responsabilidades políticas, militares, judiciales o eclesiásticas en la dictadura tenía que tener un homenaje en forma de calle. Ahora bien, nosotros no decididos los nombres de las calles, porque eso lo hace el alcalde. Hay precedentes de cambio de nombres de calles en Gasteiz, se está haciendo en otros lugares, y es verdad que de los cuatro grandes ejes de intervención de Memoria-Gasteiz, es el único punto donde el PP ha puesto reticencias. En cualquier caso, es un porcentaje muy pequeño de falta de consenso respecto al total. Que la única discrepancia sea cambiar una calle o no es algo muy positivo. Creemos que no tienen que tener una calle ni los alcaldes ni los obispos de la dictadura pero a nosotros no nos ha votado nadie, así que corresponde al alcalde obrar en consecuencia. Y si no es a éste, se lo seguiremos planteando al siguiente. Las polémicas que surgen al respecto, desde decir que el cartero se va a despistar o que hay que cambiar los nombres de las escrituras, son absolutamente ridículas. Los nombres de las calles se han cambiado muchas veces en las últimas décadas y no hay ningún problema al respecto.
las claves
“Lo más importante en esta experiencia es que hemos conseguido mantener el consenso y la participación de todos los grupos políticos”
“Este 2016 se cumplen 80 años del golpe de Estado y del comienzo de la represión y es una fecha propicia para empezar por Santa Isabel”
“De los cuatro ejes que se plantearon, el único punto donde el PP ha puesto reticencias es en el cambio de calles”
“Cada paso adelante es una victoria colectiva”
Como familiar de represaliados por el franquismo, desde un plano más personal, ¿qué sentimientos le invaden al haber llegado hasta aquí?
-Tengo dos familiares desaparecidos y mi abuelo estuvo preso en campos de concentración y de trabajo. El proceso que hemos tenido yo y mucha gente es el de darnos cuenta de que esto no es un hecho personal y de que no hay que perder la perspectiva política. No fueron víctimas por un fenómeno atmosférico, sino por su compromiso político. Por muy tarde que lleguemos, es una deuda pendiente. Hay una frase de Pepe Mujica -expresidente de Uruguay- que dice que la calidad de un Estado se mide por cómo trata a sus presos, y yo diría que esa calidad en materia de derechos humanos se mide por cómo trata a sus desaparecidos y qué políticas públicas tiene. Es un escándalo internacional la situación de impunidad que existe en este país. Por eso, cada paso que damos es una victoria colectiva.
Volviendo a un ámbito más local, y en lo que respecta a la masacre del 3 de marzo de 1976, parece que siguen dándose pasos hacia la dignificación de las víctimas.
-En Vitoria se ha dado una paradoja, y es que todo el proceso de memoria, derechos humanos, socialización y pedagogía antirrepresiva no se ha hecho de manera cronológica. Se ha conseguido un consenso muy amplio, un apoyo social impresionante y un espacio común en torno al 3 de marzo y, tal vez, falta una reflexión previa, que es de dónde venía ese contexto de 1976. Pero la aportación que está haciendo el 3 de marzo a la defensa de la memoria y los derechos a nivel vasco y estatal es impresionante, y es fruto del compromiso de muchas personas, que han mantenido la pelea en condiciones muy difíciles. Es un ejemplo de cómo hay que hacer las cosas y de que los frutos se recogen.
¿Esperanzado con el recorrido de la querella argentina?
-Este proceso ha conseguido que las víctimas del franquismo por fin han podido declarar en sede judicial, y eso es una gran victoria. Además, ha logrado romper en mil pedazos el relato del Estado y su modélica transición e internacionalizar el modelo de impunidad español.