Martín Villa: La transición al banquillo de los acusados
Crímenes del franquismo
Argentina redefine la historia de España: “Toda la estructura represiva montada por el régimen franquista siguió funcionando”
“Nunca aquí ha habido nadie que se sentara en ningún banquillo a pesar del tamaño del crimen cometido”, resume Sabino Cuadra, miembro de la asociación memorialista Sanfermines 78: Gogoan! Si la muerte no se lo lleva antes, por muchos recursos que interpongan sus abogados, el exministro de Relaciones Sindicales (1975-76) y del Interior entre 1976 y 1979, Rodolfo Martín Villa (87 años), previsiblemente se sentará ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal 1 de Argentina, donde la jueza María Servini de Cubría ha ordenado su procesamiento en un auto de 970 páginas que no dejan resquicio para la duda y que redefine la historia de España. Se le procesa por cuatro homicidios agravados en un contexto de crímenes contra la humanidad, cometidos con disparos de bala de armas reglamentarias de la Policía: tres asesinatos durante la huelga general del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz y el de las fiestas de San Fermín el 8 de julio de 1978 (Iruñea).
“Toda la estructura represiva montada por el régimen franquista siguió funcionando bajo la dirección de la nueva dirigencia política a cargo del proceso de transición. […] Se mantuvieron las normas, estructura, agentes y las prácticas represivas propias de aquel, y se les aseguró a las fuerzas de orden público la impunidad de su actuación por todos los medios a su alcance. Martín Villa ocupó una posición preponderante en esa estructura jerarquizada de poder a través de la cual se propagaron las órdenes hacia quienes resultaron ejecutores directos de los delitos. Villa impartió las directivas generales y particulares en esta materia”, consigna el auto.
Entre 1976 y 1979, “el trienio espeluznante,” según la definición de Josu Ibargutxi, fueron asesinadas en contextos de represión política 88 personas en el Estado español, 56 de ellas (el 66%), en Euskal Herria
En una semana en la que la izquierda abertzale ha pedido disculpas a las víctimas de ETA y se ha reabierto el debate de quién, cómo y porqué debe o no solicitar perdón —el exgobernador civil en el País Vasco durante los años de guerra sucia, Ramón Jauregi, considera que el Estado no debe pedir perdón por el GAL—, ha pasado desapercibida la rueda de prensa ofrecida el miércoles por la Coordinadora estatal de Apoyo a la Querella Argentina (Ceaqua), que interpela claramente al Gobierno español actual y anteriores, tanto al PSOE como al PP, así como a la judicatura.
En España, las asociaciones memorialistas contra los crímenes del franquismo no han alcanzado ninguno de sus objetivos: que el Congreso de los Diputados derogue el artículo 2 de la Ley de Amnistía (punto E y F), que la futura Ley de Memoria Democrática permita juzgar a los responsables de crímenes del franquismo y de la transición, que la judicatura española favorezca, en vez de entorpecer, la investigación y posterior juicio de dichos crímenes según las leyes internacionales de lesa humanidad que España.
“Todos los intentos de abrir querellas han sido infructuosos, bien por el argumento de prescripción, bien por la Ley de Amnistía, cuando sabemos que los delitos y crímenes de lesa humanidad no pueden ser amnistiados”, recuerda Txasko
El ojo bueno, el ojo tuerto
Andoni Txasko está vivo, pero es prácticamente ciego. Cuando era niño, una pedrada le hizo perder casi toda la visión del globo ocular izquierdo —conserva entre el 2 y el 10%, dependiendo de la luz—. Cuando tenía 20 años, la Policía le apaleó en la represión posterior del 3 de marzo. Les rogó que no le pegaran en la cara, temía por su ojo sano. Los policías le hicieron extender los brazos, se los agarraron, los estiraron y le golpearon únicamente en rostro y cabeza. Un golpe alcanzó el ojo bueno. La visión se le nubló en blanco, recuerda Txasko. Y notó que un líquido resbalaba por la mejilla. No sabía si era lágrima o sangre. Tras múltiples operaciones, le vaciaron el ojo derecho. Es portavoz de la Asociación Víctimas 3 de marzo. Se considera un “superviviente” y se muestra satisfecho por el auto, e insatisfecho por España.
“En España, la Justicia se ha burlado de nosotros, nos ha tildado incluso de terroristas. Todos los intentos de abrir querellas han sido infructuosos, bien por el argumento de prescripción, bien por la Ley de Amnistía, cuando sabemos que los delitos y crímenes de lesa humanidad no pueden ser amnistiados”, recuerda Txasko. La justicia española lo sabe bien, dado que ha juzgado a Guatemala, Argentina y Chile por crímenes de lesa humanidad, añade Josu Ibargutxi, impulsor de la Plataforma Vasca contra los crímenes del franquismo.
El 3 de marzo de 1976, agentes de la Policía mataron a tres hombres que secundaron la huelga general convocada por mejoras laborales (bajas cubiertas al 100%, descansos remunerados, etc.) y libertades (derecho de expresión, reunión y manifestación). Otras dos personas fallecieron en el hospital días después a consecuencia de heridas de balas. Hubo más de 150 heridos que requirieron atención médica, 52 de ellos por disparos de arma de fuego. Las manifestaciones solidarias posteriores también fueron reprimidas duramente. Hubo un asesinado en Tarragona y otro en Basauri. La jueza argentina ha solicitado diligencias a siete juzgados del Estado —Bilbao, Errenteria, Hondarribia, Gasteiz, Iruñea y Madrid— por ocho homicidios más relacionados con la matanza del 3 de marzo y manifestaciones pro Amnistía, como el asesinato del estudiante Arturo Ruiz García en Madrid.
Entre 1976 y 1979, “el trienio espeluznante,” según la definición de Josu Ibargutxi, fueron asesinadas en contextos de represión política 88 personas en el Estado español, 56 de ellas (el 66%), en Euskal Herria.
El auto impone un embargo de los bienes de Martín Villa hasta cubrir la suma de aproximadamente diez millones de euros y decreta su prisión preventiva, aunque no se hará efectiva porque tiene concedida la exención de cárcel
“No os importe matar”
Sabino Cuadra Lasarte se encontraba el 8 de julio de 1978 en la plaza de toros de Iruñea, donde entraron tres docenas de policías armados golpeando, disparando pelotas de goma y armas de fuego. La plaza es la segunda más grande del Estado, con capacidad para 20.000 personas. “Estaba llena”, recuerda. El parte médico de la enfermería indica que atendió a cinco personas con heridas de bala y a otras 50 por traumatismos. La brutalidad policial continuó en las calles de la ciudad. En la avenida Roscenvalles, a las 22h, cayó Germán Rodríguez herido de bala. La Policía negó que hubiera estado allí. Se encontraron más de 30 impactos de bala a una altura de entre 0,90 y 2,30 metros. “Evidentemente, se disparó a discreción, indiscriminadamente y a matar”, sostiene Cuadra.
“Disparad con todas vuestras energías, no os importe matar”, se escucha en el audio de la emisora policial al día siguiente, 9 de julio. Martín Villa declaró en RTVE que “lo nuestro son errores; lo de ellos, crímenes”. El auto impone un embargo de los bienes de Martín Villa hasta cubrir la suma de aproximadamente diez millones de euros (1.134 millones en pesos argentinos) y decreta su prisión preventiva, aunque no se hará efectiva porque tiene concedida la exención de cárcel.
Tres argentinos descendientes de españoles presentaron una querella denunciando los asesinatos de sus parientes, hoy hay mil querellas en la causa abierta en Argentina contra los crímenes del franquismo
La Querella Argentina
Tres argentinos descendientes de españoles interpusieron el 14 de abril de 2010 una querella denunciando los asesinatos de sus parientes en la Guerra del 36 y durante el franquismo. Un año después, aquella querella en Argentina llegó a oídos de dos presos del franquismo de Euskal Herria y otros dos de Madrid. “Nos conocíamos mucho y decidimos ir a Buenos Aires a ver si había suerte. Cada uno llevaba su propia querella, pero también las de otras 46 víctimas”, explica Josu Ibarguren. Hoy hay un millar de demandas dentro de lo que se conoce como Querella Argentina.
“La sensibilidad argentina es muy grande por todo lo que ellos mismos vivieron y en Buenos Aires encontramos una solidaridad impresionante que no esperábamos”, rememora Ibarguren, quien le gusta terminar una conversación citando a Fabián Salvioli, relator especial de la ONU para España. “En una reunión con las asociaciones nos dijo: Hay leyes suficientes para juzgarlo todo, lo único que no hay es voluntad política”.