La tortura en toda su dimensión.
Decenas de personas que han sufrido torturas bajo custodia de distintos cuerpos policiales en las últimas décadas se han reunido hoy en Bilbo citados por la Fundación Egiari Zor, en una comparecencia en la que han reclamado a las instituciones la puesta en marcha de un proceso de investigación sobre la tortura, «porque hay que analizar este fenómeno en toda su dimensión, como autoinculpaciones, inculpaciones a terceros, etc… que han servido como única prueba para condenar a la víctima en procesos judiciales y enviarla a prisión».
«Nosotras no tenemos nada que esconder. Somos víctimas de la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Ertzaintza», han recordado, al tiempo que han precisado que son «solo una pequeña parte del enorme drama humano y social que constituye la tortura en Euskal Herria». Han mostrado, asimismo, su disposición a someterse al examen de técnicos especialistas en la aplicación del Protocolo de Estambul.
En un comunicado leído en euskara y castellano por Ixone Fernández y Haritz Petralanda, respectivamente, las personas reunidas en Bilbo han señalado que «la verdad exige adoptar medidas también hacia los victimarios, sus responsables políticos y con los cuerpos policiales en cuestión, con su identificación pública».
Según han recordado, la tortura «se considera un crimen en el derecho internacional» y está «absolutamente prohibida», de la misa forma que no puede justificarse bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, «aquí desde que tenemos memoria se tortura». En este sentido, han recordado que aquí es noticia algo que no debería serlo, en referencia al próximo juicio a varios miembros e la Guardia Civil acusados de torturar a una ciudadana vasca, y han denunciado que el Estado de derecho que debería ser garante de los derechos humanos «fue nuestro victimario».
Han denunciado, asimismo, que «invocar a la falta de condenas» para negar su existencia por parte de un cuerpo policial concreto «significa intentar sacar un rédito político de la indecente impunidad en torno a esta lacra». «Significa echar balones fuera para no asumir responsabilidades», han remarcado, así como «tratar de evitar el reconocimiento del daño causado».