La impunidad es el Estado español
Decepción en la primera declaración de una víctima de torturas del franquismo en un juzgado español
De la alegría por poder ver declarar por primera vez a una víctima del franquismo en un juzgado español, a la decepción por el aplazamiento de esa primera declaración. Así se ha vivido este viernes en las puertas del juzgado de instrucción número 50 de Plaza Castilla, Madrid, cuando medio centenar de personas —entre ellas, otras víctimas venidas de Cataluña o Euskadi, entre otros puntos— acompañaban a la que iba a ser la primera víctima en contar lo que la Brigada Político Social en Madrid hizo cuando le detuvieron en 1975. Se trata de Julio Pacheco Yepes, uno de los cuatro querellantes que tras la Ley de Memoria Democrática acudieron a los tribunales en busca de justicia.
Mientras las otras tres querellas veían cómo eran archivadas sin ni siquiera declarar en sede judicial —siguiendo el camino de otro medio centenar anterior a las nueva norma—, en la de Pacheco había esperanza ya que la jueza del proceso apelaba a la normativa previa a la Ley de Memoria Democrática para enjuiciar posibles casos de Delitos de Lesa Humanidad. “Si es que mantenemos que nunca ha hecho falta leyes nuevas, si no voluntad política, tal y como ha dicho siempre los relatores de la ONU”, explicaba Julio Pacheco a El Salto la víspera del juicio. Un día que se esperaba con mucha esperanza, no solo para hacer justicia en el caso concreto de este militante del FRAP, sino para “que se sepa qué pasó” y que no se mienta sobre lo que fue el Franquismo, como la propia víctima explica.
Lo que podía ser un paso adelante significativo para las demás víctimas, para que confiaran en el sistema de Justicia, ahora ha quedado en entredicho
A la salida del juzgado, Jacinto Lara, abogado de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (CEAQUA) y letrado de Julio Pacheco Yepes, ha declarado que se ha suspendido tanto la declaración de la víctima como la de la testigo, Rosa García Alcón. “Nos ha sorprendido porque no teníamos conocimiento”, ha explicado y ha indicado que se ha producido un cambio de juez. “El nuevo magistrado considera que tiene muchas aristas y que tiene que reconsiderar el proceso”, ha detallado el letrado, que ha tachado de “peregrinas” las explicaciones que ha dado el juez y ha catalogado de una nueva “falta de consideración” por parte de la Justicia a las víctimas franquistas.
“Es una aplicación directa de las políticas de impunidad que mantiene el Estado español en relación a la falta de investigación y enjuiciamiento de los crímenes franquistas”, ha declarado el abogado visiblemente decepcionado. “Estaremos a la expectativa, pero la música nos suena muy mal”, ha advertido Lara, que no descarta los recursos que sean necesarios para seguir adelante con la querella. Lo que podía ser un paso adelante significativo para las demás víctimas, para que confiaran en el sistema de Justicia, ahora ha quedado en entredicho.
Villarejo y ‘Billy el Niño’
“Yo estaba muy esperanzado porque la jueza titular era quién había admitido la querella, no como en otros casos que al cambiar la provisional por la titular se había suspendido”, ha comentado Pacheco en las puertas del juzgado. “Ahora estoy desesperanzado —ha admitido—, un paso atrás, lo de siempre. Ojalá este juez de refuerzo lo estudie y siga adelante, pero lo veo mal”. Esta víctima recuerda que pese a que en su caso de torturas hay personajes reconocidos como Antonio González Pacheco, conocido como ‘Billy el Niño’, o José Manuel Villarejo, existía todo un sistema organizado de represión. “Nuestra caída fueron 36 personas, una persecución contra el FRAP. Participaron muchos policías, tenemos la prueba del Ministerio de Interior de la historia policial de cómo se hacían las recompensas económicas. Para mi eran mercenarios que hacían lo que fuera”, ha explicado a El Salto. Además de Villarejo, en la querella que se ha visto paralizada hoy destacaban nombres de agentes policiales como Álvaro Valdemoro, José Luis Montero Muñoz y José María González Reglero, que hasta hace poco era comisario de Leganés.
Pacheco cree que la notoriedad de Villarejo ha servido para que las querellas avancen, sobre todo a la hora de identificar a los autores de las torturas, muchas veces imposible de hacer ya que las víctimas solo cuentan con el recuerdo de sus caras y voces. “Villarejo aparece por sus propias declaraciones. Al poner las querellas es muy difícil identificar a un policía y, en cuanto lo vimos, supimos que era él. Salía en todos los sitios y todos los que pasamos por ahí le identificamos como ‘el Alemán’, por su cara cuadriculada y porque siempre tenía la cara colorada”.
Para Julio Pacheco, quien ha visto su declaración ante la justicia pospuesta, hay que seguir promoviendo que se presenten más querellas y “que se sepa qué fue la dictadura franquista porque en estos días con tantos nostálgicos es necesario saber”
Además de identificar a los torturadores, las víctimas tienen que conseguir una serie de pruebas documentales que suponen una auténtica gymkana de registros y clasificados. “Desde la Comuna de Presxs —indica Pacheco—, estamos impulsando que se denuncie y hay gente que está dispuesta a ponerla pero hay muchos trámites y muchas barreras para lograr la documentación. Han separado los registros policiales en varios lugares y a mí me ha costado dos años y medio lograr toda la documentación”. Esa es una de las mayores trabas para reclamar justicia que denuncian desde las asociaciones que ayudan a las víctimas a querellarse, como CEAQUA, el Centro para la Defensa de los Derechos Humanos Iridia o Amnistía Internacional.
Lo que consideraba “un impulso definitivo”, está ahora por ver en qué queda. Para Julio Pacheco hay que seguir promoviendo que se presenten más querellas y “que se sepa qué fue la dictadura franquista porque en estos días con tantos nostálgicos es necesario saber”. Aunque animado, Pacheco reconoce que el proceso es duro emocionalmente, especialmente revivir lo ocurrido con el Protocolo de Estambul. “Son recuerdos que tienes encerrados en una parte del cerebro para poder seguir viviendo con ello. Pero es necesario si quieres que se sepa qué pasó”. “Es necesario que se sepa, que en las escuelas se estudie y , por supuesto, que en los tribunales se juzgue. La verdad judicial, un paso más a la verdad testimonial, para que se produzca la garantía de no repetición”.