Esta es una pregunta que me he formulado muchas veces atendiendo a varios frentes y circunstancias diversas según los casos, ahora bien, uno de los que más impresión y decepción me ha causado es el siguiente: Los crímenes contra la humanidad durante la dictadura franquista se tendrán que seguir investigando en el extranjero, puesto que en España no se puede.
Ahora mismo, el Tribunal Constitucional no ha querido admitir un recurso presentado por Gerardo Iglesias, fundador de Izquierda Unida, puesto que un juzgado de Oviedo se negó a investigar su querella contra un funcionario policial de la dictadura por torturas y el máximo tribunal español ha hecho suyos los argumentos de la justicia ordinaria para archivarlo; los presuntos delitos han prescrito y, además, la ley de amnistía del año 1977 blinda los represores franquistas. La decisión del TC ha contado con el voto particular en contra de tres magistrados.
Por mayoría sí, pero no por unanimidad, el Tribunal Constitucional no ha admitido a trámite el recurso de amparo presentado por el abogado Gerardo Iglesias por vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva. El origen: que el juzgado de instrucción número 4 de Oviedo no admitió su querella por delitos de lesa humanidad. La denuncia original ponía encima la mesa las torturas de las cuales fue víctima en 64, 67 y 74 en manos de Pascual Honrado, jefe de la brigada político-social. Iglesias era miembro del Partido Comunista (PCE) y del sindicato Comisiones Obreras.
El tribunal de Oviedo, en una interlocutoria del 2018, justificó el archivo de la causa asegurando que los hechos denunciados no constituían delito de lesa humanidad, y también que habían transcurrido diez años desde su comisión. Esta decisión fue ratificada por la Audiencia Provincial, que argumentó que se tenía que tener en cuenta el principio de legalidad y la prohibición de retroactividad de las normas sancionadoras no favorables.
A estas alturas ya ha llegado el aval definitivo del Tribunal Constitucional: no se pueden investigar estas denuncias. La interlocutoria todavía se encuentra en la fase de redacción, pero el TC hace suyos los argumentos previos. Según informa el alto tribunal, los archivos «se acomodan al canon constitucional de la tipicidad de las conductas denunciadas, por la prescripción de los posibles delitos entonces sancionados y la validez de la ley de amnistía»
La sentencia ha contado con tres votos particulares en contra, los de los magistrados Juan Antonio Xiol, Encarnación Roca i María Luisa Balaguer, que querían analizar el alcance de la ley de amnistía del año 77. Ahora el bloqueo de España en la investigación de los crímenes del franquismo puede llegar a Estrasburgo, donde por cierto gracias a España no saben que es el paro. En varias ocasiones, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos le ha recordado a la justicia española que los delitos de lesa humanidad y torturas no prescriben.
De momento, pero, muchos casos se tienen que seguir investigando en Argentina. Curiosamente la antigua colonia española ha hecho, hasta ahora, mejor los deberes que la que había sido su metrópoli. El país sudamericano también padeció una dictadura y los muy listos de los militares establecieron unas leyes para escabullirse de responsabilidades cara el futuro, estas leves fueron dos: «La Ley de obediencia debida» y “La Ley de punto final».
La justicia argentina tuvo los “bemoles” necesarios y la valentía suficiente para derogarlas. Gracias a este hecho pudieron juzgar a Videla y toda la plana mayor golpista de aquella época. Ahora está atendiendo muchas solicitudes de ciudadanos españoles a quienes su justicia no los atiende, les da largas o incluso los ignora.
¿Qué piensan ustedes, queridos lectores? ¿Cuál creen que es la mejor forma de actuar, la de la Justicia argentina o la de la española? Si la justicia internacional, referida a los derechos humanos, dice que los delitos de lesa humanidad y torturas no prescriben ¿Por qué motivo en España ya han prescrito? Ignoro el motivo, pero de nuevo me viene a la mente aquella frase que se hizo tan famosa «España es diferente».