El interés de los partidos de la transición en la impunidad

27/10/2021
El veterano periodista Rafael Gómez Parra desvela la siniestra trayectoria del "encargado de las cloacas de la Transición"
Miércoles, 20 de Octubre de 2021

MARTÍN VILLA: LAS CLAVES QUE EXPLICAN POR QUÉ EL ESTADO ESPAÑOL JAMÁS PERMITIRÁ QUE SEA JUZGADO

Esta semana se conocía la decisión de la jueza argentina María Servini de procesar al exministro franquista Martín Villa, por algunos de los crímenes cometidos durante la dictadura bajo su mando. Con motivo de esta noticia recuperamos para nuestros lectores la entrevista en la que el veterano periodista Rafael Gómez Parra desveló a Canarias-semanal las claves que explican todos los apoyos políticos y sindicales de los que aún hoy goza este personaje. "Martín Villa - explica Gómez Parra - fue tan importante en la Transición, que si yo tuviera que dar el nombre de un solo franquista como su "autor" daría el suyo (...)"

(Entrevista publicada originalmente en octubre de 2020)

 

Por CRISTÓBAL GARCÍA VERA / REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

    El pasado 3 de septiembre, el exministro franquista Rodolfo Martín comparecía telemáticamente ante  la jueza argentina María Servini, que le atribuye presuntos delitos de lesa humanidad e investiga su relación con las muertes de 12 personas entre 1976 y 1978, cuando formaba parte del Gobierno. La declaración del ex jerarca de la dictadura, en el marco de la querella Argentina contra los crímenes del franquismo,  fue precedida de los apoyos explícitos a su persona expresados por los ex presidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar, Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero; además de por los ex secretarios generales de CC.OO. y UGT Nicolás Redondo, Cándido Méndez, Antonio Gutiérrez  y José María Fidalgo.

 

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    Para conocer más acerca del papel desempeñado por Rodolfo Martín Villa en la Transición y las causas que pueden explicar el respaldo que ha recibido desde las organizaciones políticas y sindicales que han constituido los pilares del Régimen del 78, Canarias-semanal entrevistó en exclusiva al veterano periodista y escritor Rafael Gómez Parra. 

 

    Tanto por su dilatada actividad periodística en publicaciones españolas como “Informaciones”, "Gaceta Ilustrada", "Actual" o "Interviú", como por su participación  en los primeros encuentros de la Junta Democrática, ejerciendo de responsable del Comité de Prensa, Artes Gráficas y Editoriales del PCE, Gómez Parra es un testigo de excepción sobre la época y sobre un personaje, Martín Villa, cuyas actuaciones pudo conocer, en primera persona, desde que éste ejercía como Jefe Nacional del franquista Sindicato Español Universitario (SEU).

 

 

 

     Canarias-semanal: Rafael, la imputación de Martín Villa en la querella argentina contra los crímenes del franquismo tiene que ver, concretamente, con la responsabilidad que se le atribuye en 12 asesinatos perpetrados por la policía, mientras él era ministro. Concretamente, en los sucesos de Vitoria, también conocidos como Matanza del 3 de Marzo de 1976, y los acaecidos durante la celebración de los Sanfermines de 1978. Sin embargo, Martín Villa niega haber tenido cualquier responsabilidad en estos crímenes y en su declaración ante la jueza Servini sólo admitió que se produjeron "graves errores policiales"  de los que él se desentiende completamente.

 

 

      Rafael Gómez Parra: En primer lugar, es preciso explicar el contexto en el que se producen estos dos casos, para que se pueda entender que no se trató de eventos aislados. En marzo de 1976 culminó en España la que posiblemente fue la huelga general más importante en la Historia del país.

 

       El movimiento obrero, que entonces era muy fuerte y reivindicativo, había lanzado una importante ofensiva contra el franquismo que duró desde el verano del 75 hasta la huelga de Correos, en el verano el 76. Durante todo ese año tuvo contra la cuerdas al gobierno, que respondió militarizando fábricas, Correos o el Metro. Martín Villa y Fraga fueron los responsables de dirigir toda la actividad del Estado contra este movimiento popular. Cada uno desempeñando su papel, por supuesto. Fraga, que entonces era el ministro del Interior, manejaba a la policía, mientras que el papel de Martín Villa – el mismo que ya había jugado durante el franquismo - consistía en mostrar  externamente una cara muy dialogante, al mismo tiempo que era durísimo en su función represiva y nunca cumplía las promesas realizadas en sus negociaciones.

 

 

    Toda esta conflictividad derivó en los Sucesos de [Img #63805]

Vitoria, donde la responsabilidad de Martín Villa, como la de Fraga, es incuestionable. La matanza se produjo el 3 de marzo de 1976, cuando la policía abrió fuego contra una asamblea de trabajadores en huelga que se encontraban refugiados en una iglesia, matando a 5 personas y dejando más de 150 heridos. Martín Villa, como siempre fue su costumbre, se limitó a echar la culpa a sus subalternos, pero sin hacer nada contra ellos. Y, como se sabe, nunca se investigó lo sucedido y jamás nadie pagó por esos crímenes.

 

 

     En el caso de los San Fermines del 78, que tuvo su origen en otra huelga de Pamplona, y donde la policía también abrió fuego contra los manifestantes, Martín Villa volvió a echar la culpa al gobernador civil y al jefe de la policía, diciendo que "se habían pasado" y que él, en cambio, había dado órdenes de que "las cosas se hicieran mejor". Pero, claro, si él realmente hubiera querido que la policía bajo su mando actuara de otra manera lo primero que tendría que haber hecho es no aprobar una intervención con munición real como la que se hizo. La verdad es que lo tenía muy fácil. Le habría bastado con ordenar que la actuación se llevara a cabo con otros elementos disuasorios no mortales. Es evidente que su excusa no es creíble y que su responsabilidad en este caso fue aún mayor. En Vitoria lo que hizo fue engañar a los trabajadores para que luego actuara la policía, en el 78 el Ministro del Interior ya era él.

 

 

 

  Canarias-semanal: Para llegar a convertirse en ministro, Martín Villa desarrolló durante muchos años una importante carrera con diversos puestos de importancia durante el franquismo. Entre otros cargos, fue nombrado Jefe Nacional del Sindicato Español Universitario (SEU), delegado provincial de Sindicatos en Barcelona o Gobernador Civil también en Barcelona. ¿Qué nos puedes contar de su actividad en esa época?

 

   Rafael Gómez Parra: Se podría decir muchísimo, pero para no extenderme más de los que es posible en una entrevista, contaré algún episodio que retrata a la perfección las características del personaje. Yo tuve conocimiento de Martín Villa después de que entré en la Universidad, en 1964, porque entonces él todavía estaba a cargo del Sindicato Español Universitario. El SEU, que era una organización sindical estudiantil de carácter fascista y la única que entonces era legal bajo la dictadura.

 

     En la Universidad, nosotros creamos, por nuestra parte, el Sindicato Democrático de Estudiantes. Martín Villa organizó unas elecciones que pretendían ser "libres y democráticas" y colocó a un títere para representar en ellas al SEU.  Desde el Sindicato Democrático de Estudiantes [Img #63806]

impugnamos la legitimidad de esas elecciones y a su representante y celebramos una asamblea en Valencia, que sería muy conocida, utilizando luego la revista de Telecomunicaciones para difundir nuestras conclusiones de manera más o menos legal. La respuesta de Martín Villa ante esta organización de los estudiantes antifranquistas, que cada vez cobraba más fuerza, fue la misma que seguiría teniendo durante toda su trayectoria política y que ya he explicado. Por un lado, nos instaba continuamente a dialogar, con él o con sus subordinados, para llegar a acuerdos que nunca cumplía, mientras que por el otro promovía la represión, afirmando siempre que él no tenía nada que ver con ella.

 

   Esta manera de proceder fue la que le permitió tener unos contactos, sobre todo con dirigentes del PCE y dirigentes estudiantiles, que luego le sirvieron para convertirse en uno de los protagonistas principales de la Transición del franquismo a la llamada “democracia”.

 

 

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VILLA ATENTAMENTE OBSERVADO POR SU PADRE DOCTRINAL JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA

 

 

 

   Canarias-semanal: ¿Cuál fue su papel, exactamente, en la Transición, y por qué dices que fue tan importante?

 

   Rafael Gómez Parra: El papel de Martín Villa fue tan importante en la Transición, que si yo tuviera que dar el nombre de un solo franquista como su "autor" daría el suyo, por delante de cualquier otro. Cuando se hace el relato de cómo los franquistas orientaron la Transición se habla mucho, por ejemplo, de Torcuato Fernández-Miranda que, indudablemente, se puede decir que fue quien la preparó a nivel "administrativo". Lo suyo era la relación con la CIA, con los americanos, con los militares de alta graduación, todo "por arriba". Desde luego, conocemos bien, y autores como Alfredo Grimaldos lo han documentado, el papel de la CIA o de los servicios secretos alemanes, trabajando con “Isidoro” (Felipe González), en la confección de la Transición. Pero, ¿qué fue, de verdad, lo fundamental en la Transición? ¿Cuál fue el factor sin el cual ésta no habría sido posible, pese a todos los intentos que los "aperturistas" de la Dictadura venían haciendo desde la década del 60? Lo fundamental  fue Carrillo,  lograr comprometer en la operación al PCE y a CC.OO. Y este fue, precisamente, el trabajo que desempeñó Martín Villa, que se encargó de atraer a los dirigentes de esas organizaciones a la traición de la Transición.

 

   Fraga, y otros jerarcas del franquismo, estaban [Img #63807]

imposibilitados para hacer ese trabajo, por su elitismo y porque seguían siendo muy anticomunistas. O muy “anti PCE”, lo que para ellos era lo mismo, aunque en realidad el PCE por esas fechas ya estaba inmerso en ese proceso de socialdemocratización que sería bautizado como “eurocomunismo”. En cualquier caso, existía una oposición por parte de otros franquistas a hablar con Carrillo o con gente de Comisiones. Rodolfo Martín Villa, en cambio, era un franquista acostumbrado a tratar con quienes realmente tenían influencia en la gente, que en este caso eran esas dos organizaciones. Y, no nos engañemos, sin Carrillo no se podría haber hecho la Transición. Bueno, sin Carrillo y sin Marcelino Camacho, porque aunque luego alguna gente ha dicho despues que él se opuso, la verdad es que en el 75 Camacho era un carrillista convencido. Otra cosa es que, realmente, luego lo dejaron tirado, incluso los de su propio sindicato.

 

 

 

     Canarias-semanal: A propósito de esta relación directa de Rodolfo Martín Villa con Santiago Carrillo, nos contabas en una entrevista anterior que fue Martín Villa  quien organizó el regreso del secretario general del PCE a España, y cómo esta operación se truncó, por una serie de acontecimientos. Sobre este episodio el escritor Juan José Millás aseguraba, hace unos   días, que en su momento Rodolfo Martín Villa le manifestó que cuando detuvieron a Carrillo, después de su entrada, "él había llamado a la policía para que no lo torturaran". 

 

   Rafael Gómez Parra: La cosa, en realidad, fue mucho peor para Carrillo, porque fue él quien pidió, llorando, que llamasen a Martín Villa y no se tranquilizó hasta lograr que lo llevaran a una comisaría controlada por el ministro franquista. El regreso de Carrillo, en efecto, fue una operación pactada que pretendía ser de impacto. Lo planeado era que él diera una rueda de prensa en Madrid, para escenificar así el "aperturismo del Régimen", coincidiendo con la disolución de las Cortes franquistas y con el referéndum falso para votar a favor de la que llamaron la “reforma política”.

 

      Todo estaba pensado para demostrar que en España ya eran unos auténticos "demócratas", pero la operación se les vino abajo, por una sucesión de acontecimientos que no podía controlar y que eran propios de la gran conflictividad social de la época. 

 

      Los GRAPO secuestraron al político franquista Antonio María de Oriol, el 11 de diciembre del 76. Entonces, el propio Martín Villa trató de hacerles llegar, a través de Martín Prieto, director de El País, una propuesta de negociación para que lo pusieran en libertad, prometiéndoles una suerte de “amnistía diferida” para una serie de presos políticos. Desconozco a qué punto pudo llegar este intento de negociación pero, en el ínterin, unos pistoleros fascistas asesinaron a un joven estudiante granadino, Arturo Ruiz, el 23 de enero del 77, en pleno centro de Madrid. Los GRAPO respondieron secuestrando  el teniente general Emilio Villaescusa el 24 de enero, y [Img #63808]

esa misma noche, como es tristemente conocido, se produjo la matanza de los abogados laboralistas de Atocha. Toda esta sucesión de acontecimientos provocó un contexto nada propicio, momentáneamente, para la "operación" capitaneada por Martín Villa.  Hay que tener en cuenta que en aquellos momentos los franquistas que se oponían a la Transición todavía tenían una presencia, y el asesinato de los abogados laboralistas fue uno de sus últimos intentos de frustrarla.  Pero también fue el entierro de los abogados donde Carrillo acabaría de demostrar lo imprescindible que era para posibilitar la Transición “pactada”, conteniendo totalmente, con el aparato del PCE, cualquier reacción popular frente a los crímenes.

 

 

   Canarias-semanal: Pese a la cara dialogante que, según cuentas, pretendía ofrecer Martín Villa, si uno consulta hoy su trayectoria te encuentras rápidamente con referencias en las que se recuerda que entonces se le conocía como «La porra de la Transición».

 

    Rafael Gómez Parra: En realidad, Martín Villa fue mucho más que una simple "porra" ejecutora de la represión. Desempeñó un papel fundamental en la Transición no solo en el trabajo de "cooptación" de la oposición que ya he mencionado, sino también en algo igualmente esencial, como fue la readaptación del aparato policial del franquismo al nuevo régimen, sin que se produjera ningún tipo de depuración.

 

     Martín Villa organizó esta transición de la policía franquista y fue uno de los que más apoyó a personajes como el supercomisario Conesa o el sádico torturador Billy el Niño, que  no fueron sustituidos hasta que, en el año 1982, llega Barrionuevo y hace "algunos cambios de caras". Y digo lo de los “cambios de cara”, porque eso se limitó a hacer el ministro “socialista” que acabaría siendo condenado como responsable de la guerra sucia contra ETA practicada por los GAL. Algunos policías afiliados al PSOE se hacían entonces la ilusión de que Barrionuevo los iba a colocar a ellos como jefes policiales y se llevaron la mayor de las decepciones. La verdad es que aunque no siguieron Conesa y Billy el Niño, en su lugar se colocó a sustitutos de la misma cuerda.

 

    La estrategia de este aparato policial, heredado directamente del franquismo y  dirigido por Martín Villa, consistió en hacer cómplice a esa nueva “izquierda” institucional que había llegado al Gobierno. Y así fue como finalmente sucedieron las cosas. Con una anécdota creo que se puede ilustrar a la perfección lo que quiero decir. Nada más llegar Barrionuevo al ministerio, lo primero que hace esta policía política es asesinar a un dirigente del PCEr. Un militante de esa organización al que interceptan, que no iba armado, y al que simplemente le pegan dos tiros, a sangre fría, en la misma puerta del metro. Según las propias palabras de los policías, cometen el asesinato y luego dicen:  “¡A ver ahora que hace éste!”, refiriéndose a Barrionuevo.  Huelga decir que lo que hizo, con su inacción, fue ofrecerles el cómplice apoyo tácito que estaban buscando.

 

    Hay que recordar también, sobre esta época, que la guerra sucia contra ETA comenzó con Martín Villa como ministro, con las operaciones del Batallón Vasco Español, que luego sería sustituido por los GAL.

 

 

    Canarias-semanal: En relación a la guerra sucia que mencionas, hay dos casos de terrorismo de Estado muy conocidos, que también tienen lugar con Martín Villa como ministro del Interior. Nos referimos al Caso Scala, en el que se [Img #63809]

incendió esa sala de fiestas de Barcelona con la intención de inculpar a las organizaciones anarquistas CNT y FAI, y al intento de asesinato del líder independentista canario Antonio Cubillo, por el que incluso fue condenado el Estado español.

 

    Rafael Gómez Parra: Efectivamente, esos son otros dos casos de tantos que han quedado impunes. En cuanto a lo de Cubillo, se trató de una actuación llevada a cabo con el visto bueno de los servicios secretos argelinos. Pero un apoyo como ese no se le ofrece a cualquiera. Solo se consigue si la petición viene directamente del Ministerio, donde estaba Martín Villa. El intento de asesinato de Cubillo coincidió, además,  con la primera gran detención de miembros del PCEr y los GRAPO en Alicante, porque teóricamente los argelinos iban a apoyarles y fueron ellos  los que los denunciaron, posibilitando  la detención de toda su plana mayor. Se organizó todo un tinglado en el que Martín Villa era el centro neurálgico. Sin su participación, y lógicamente la de los servicios de inteligencia de España, el CNI, no se podría haber hecho nada.

 

 

    Canarias-semanal: Posteriormente a esa época, tras la desaparición de la UCD, Martín Villa entra en el PP, será diputado de este partido durante muchos años y aún tendrá algunos cargos de importancia, sobre todo en el terreno empresarial. En 1997, con el Gobierno de Aznar, lo nombran presidente de Endesa, en el 2004 lo nombran presidente del grupo mediático Sogecable y todavía hoy forma parte de los consejos de administración de varias empresas importantes. No parece, en definitiva, que le fuera nada mal con la llegada de la "democracia".

 

 

     Rafael Gómez Parra: Sí, desde luego no le ha ido nada mal. Pero desde el punto de vista político su importancia se acaba prácticamente con la desaparición de la UCD. A partir de ese momento él se queda sin organización y trata de ir encontrando un nuevo acomodo. Primero dice que es democristiano, aunque de democristiano no tenga absolutamente nada. Finalmente, acaba por meterse en el Partido Popular, pero ahí no llegan a aceptarlo plenamente. Entonces, lo que hacen con él es lo que se suele hacer con este tipo de personajes, cuando ya no se les quiere otorgar un papel político de primer orden, que consiste en ofrecerles que se dediquen a ganar dinero, que es lo que ha hecho desde entonces Martín Villa. Para eso lo nombran presidente de Endesa y es él quien se encarga de su privatización. Pero lo mismo podría haberse encargado de privatizar cualquier otra empresa, como Telefónica, que es otra ubicación que estuvieron a punto de concederle. Luego, el de Sogecable era otro negocio clave en el que hacía falta un negociador como él, dispuesto a permitir que todo el mundo tuviera un trocito de la tarta. En cambio, desde el punto de vista político cada vez tuvo menos relevancia, porque su función ya la había cumplido y la política comenzaba andar por otros derroteros.

 

 

  Canarias-semanal: Sin embargo, cuando es incluido en la querella argentina contra el franquismo salen a apoyarlo, en tromba, desde Felipe González, Aznar y Rajoy, hasta José Luis Rodríguez Zapatero, además de los ex dirigentes de Comisiones Obreras y la UGT. Da la impresión de que sigue manteniendo importantes influencias en todo el espectro de las instituciones del Régimen del 78.

 

   Rafael Gómez Parra: Cuando la jueza  argentina lo llama declarar, porque es un uno de los pocos ministros que quedan vivos del franquismo y además tuvo la participación fundamental que ya hemos explicado, lo que sucede es que todos lo que participaron en la Transición se llevan las manos a la cabeza, porque Martín Villa "lo sabe todo". Conoce demasiadas cosas sobre lo que hicieron Felipe González, Alfonso Guerra y el resto, en todos los aspectos. Podría contar los episodios de la guerra sucia involucrando a unos y otros, pero supongo que también podría contar cosas, por ejemplo, de temas económicos relacionados con los  ex presidentes. Por tanto, las cartas de apoyo a Martín Villa hay que interpretarlas como una expresión del pánico que ha habido a que éste pudiera tirar de la manta.

 

   Es decir, que no se trata ya de que defiendan la Transición por una convicción ideológica, porque todos estos personajes ya renunciaron a la ideología cuando aceptaron el régimen postfranquista remozado, precisamente durante la Transición. Lo que están haciendo, en realidad, es defender su propio pellejo.

 

   Y es que, en definitiva, el papel de Martín Villa podría resumirse diciendo que él fue el fontanero de las cloacas de la Transición. Un trabajo sucio que lo convierte en "el hombre que sabe demasiado".

 

    Aunque salvando las lógicas distancias, porque trabajaron en épocas y circunstancias diferentes, un personaje muy parecido a Rodolfo Martín Villa fue Alfredo Pérez Rubalcaba. Rubalcaba también fue ese tipo de personaje encargado de las cloacas del Estado. Felipe González seguramente le estará eternamente agradecido por el papel que despeñó, en esas funciones, para tapar todo el tema de los GAL.