El franquismo domina los tribunales españoles
La historia, esa trinchera
Noticias de Navarra
Por Miguel Sánchez-Ostiz - Domingo, 9 de Junio de 2019 - Actualizado a las 06:01h
Estupor (relativo) el que ha producido la resolución del Tribunal Supremo en el asunto de la exhumación de los restos del general Franco en la basílica de Cuelgamuros, otorgando validez a los actos y pronunciamientos del bando sublevado en plena guerra civil. Diga lo que diga el Tribunal Supremo, el presidente de Gobierno de España el 1 de octubre de 1936 era Manuel Azaña, que había accedido al poder gracias a las urnas y no a las armas. Sostener lo contrario es asumir una legalidad pervertida, lo que Serrano Suñer llamó justicia al revés, que consideraba rebeldes a quienes eran fieles a la legalidad republicana. Y ya es nieve de ayer, corren los días y el encogimiento de hombros crece, cuando no un aplauso de resonancias cuarteleras en apoyo del magistrado franquista… y así hasta la próxima, que la habrá.
Esa resolución niega validez al gobierno legítimo de la República y la otorga en cambio a las actividades de los protagonistas de un golpe militar extremadamente violento (así figura en las instrucciones del general Mola) que había conducido a una guerra civil, dos años y medio antes de concluir esta. No es una demencia, aunque lo parezca, sino un ejemplo más de que la herencia de la dictadura está muy lejos de desaparecer y es la que impregna de ideología la resolución a favor de los herederos del general golpista y dictador. Así se entienden muchas resoluciones judiciales (y administrativas a ellas aparejadas) que tienen como objeto el franquismo y sus consecuencias: se han impedido cambios en el callejero de Madrid y de otras ciudades, lo mismo en Soria, con el cambio de nombre de la localidad de San Leonardo, protegiendo el del general Yagüe, el carnicero de Badajoz;se han en la práctica protegido actividades de exaltación golpista en los muertos de Pamplona;no sería la primera vez que quienes han abierto las fosas de la vergüenza se hayan encontrado con dificultades;está clara la renuencia a anular los juicios del franquismo que estaba previsto en la ley de memoria histórica (si no recuerdo mal)… Esto no es nuevo, la realidad es que tanto el Tribunal Supremo como el Ministerio de Defensa legitiman el golpe de Estado de Franco en la medida en que otorgan validez a los pronunciamientos de los sublevados en el relato de lo sucedido, actuando en calidad de vencedores de un golpe militar. Aquí sobra franquismo, no tan residual como ha podido parecer, de lo contrario no estaríamos hablando de estos asuntos un día sí y otro también. Está bien que Jueces para la Democracia se posicione en contra, junto a la AMH, pero no se me oculta que esa resolución tiene extendidos apoyos sociales en ámbitos de la actual derecha, más proclives a aplaudir “la incapacidad de la justicia española para perseguir los crímenes de la dictadura y reparar a las víctimas”, que lo contrario. Algo más que mera falta de sensibilidad demostrada en el Congreso de los diputados por cargos electos de la derecha en un llamativo tono belicoso y ofensivo, por no hablar de alcaldes que avalaban las ejecuciones sumarias. Es de ayer mismo, es de hoy y será mañana mientras siga creciendo ese filofranquismo callejero, ruidoso tanto en clases acomodadas (muy) como en el lumpen poligonero de escasa instrucción.
Que la resolución del TS rezuma ideología franquista, de eso no parece quedar ninguna duda, pero bueno es que salga a la luz su ideología y que el ciudadano sepa a qué atenerse y de ese modo se explique el porqué de una clara ideologización de la justicia, algo que nos remite a los años crepusculares de la dictadura y los primeros de la Transición con jueces que procedían del franquismo militar (recuerdo actuaciones bochornosas) y habían empezado sus carreras jurídicas como alféreces asesores de consejos de guerra infames. Por lo que vamos viendo, aquellos juristas de pistola al cinto han tenido eficaces herederos.