Darío Rivas, el primer querellante, ha muerto.

25/04/2019

Muere Darío Rivas, impulsor de la querella argentina contra el franquismo

Su padre, Severino, alcalde republicano de Castro de Rei, fue el primer fusilado exhumado en Galicia

 

Dario Rivas Darío Rivas, durante una rueda de prensa en Buenos Aires en 2013. EFE

 

“Papá, descansa en paz. Te lo pide tu niño mimado”. Es lo que escribió Darío Rivas en la placa que colocó en 2005 después de recuperar los restos de su padre, Severino Rivas, alcalde respublicano de Castro de Rei (Lugo), asesinado en octubre de 1936. Tras la exhumación volvió a Argentina, donde había emigrado con nueve años para reunirse con otros hermanos, pero no estaba satisfecho. Sabía que quedaban muchos padres por rescatar aún de las fosas y cunetas. En 2010, a los 90 años, se convirtió en la primera firma de la querella contra los crímenes del franquismo, que también tuvo que emigrar a Buenos Aires tras el portazo de la justicia española. Falleció esta semana, a los 99 años. Su causa sigue abierta a 10.000 kilómetros de España.

Recordaba perfectamente cuando, a los 16 años, le dieron la peor noticia: “Han matado a papá”. “Mis hermanos sabían dónde estaba enterrado, pero se llevaron el secreto a la tumba. Les daba miedo que yo fuera a buscarlo por mi cuenta, antes de que muriera Franco, y me mataran también", relató en una entrevista a EL PAÍS en 2011. Desde entonces, se convenció de una idea, que España le había “robado” a su padre y le costó mucho volver. Cuando lo hizo, en 1951, por su mujer, Clotilde, que quería visitar a unos familiares, fue acusado de desertor, aunque luego le indultaron, ya que había emigrado a Argentina siendo un niño.

En otra visita a España, en el verano de 2004, en una tienda de regalos de Portomarín, la dueña le dio una pista fundamental sobre el paradero de su padre. Le contó que siendo niña se había quedado muy impactada por el asesinato de un hombre al que habían tirado a una carretera y que llevaba un buen abrigo. “Era el que mi hermana le había mandado desde Argentina”. Severino Rivas tenía 58 años y 9 hijos cuando lo mató un grupo de falangistas. El alcalde de Castro de Rei fue la primera víctima del franquismo exhumada en Galicia. Darío lo enterró junto a su madre.

Ascensión Mendieta, de 93 años, recuperó los restos de su padre Timoteo gracias a esa querella impulsada por Darío. Fue la juez argentina que asumió la causa, María Servini de Cubría, quien envió el exhorto a España para ordenar abrir la fosa común, en Guadalajara. “Darío plantó las semillas de la querella argentina y de la causa que permitió rescatar y dignificar a Timoteo. Con gran pesar, nos despedimos de un hombre cuyo honor y lucha serán siempre venerados”, afirma Chon Vargas, nieta de Ascensión. “Puso un grano de arena para mejorar el mundo”, afirma Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

“En uno de sus últimos viajes a España, Darío entregó a la canciller Angela Merkel, de visita en Santiago de Compostela, una carta pidiéndole “reparación por los crímenes del ejército alemán que ayudó a Franco a instaurar su dictadura”. En 2014, a propuesta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, la Diputación de Lugo le entregó una placa de honor en agradecimiento “por su defensa de los derechos humanos y su lucha en defensa de los represaliados y familiares de las víctimas de la represión franquista”.

Vestía siempre de forma impecable, con traje de tres piezas, aunque cayeran 40 grados a plomo sobre Madrid. Y todos los años en Buenos Aires no fueron capaz de borrarle la retranca gallega, que ejercía, eso sí, con acento porteño. Nunca abandonó su misión porque siempre entendió que era más grande que recuperar los restos de su padre. Lo importante, decía, no era meter a nadie en la cárcel, sino que “los culpables queden retratados como culpables y los fusilados como héroes. Hombres y mujeres buenos que no merecían morir por la espalda".