Casi medio siglo de impunidad
VIOLENCIA POLÍTICA EN LA TRANSICIÓN
45 años del asesinato impune de Gustau Muñoz
Guillermo Martínez Madrid , 11/09/2023
CTXT
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Marc Muñoz todavía guarda con pesadumbre el amargo recuerdo que le acompaña desde hace ahora 45 años. Aquel 11 de septiembre de 1978, la Policía mató a su hermano de 16 años, Gustau Muñoz, tras la celebración de una manifestación por el Día de Catalunya. Las fuerzas del orden dispararon a matar, y lo consiguieron. Dos desconocidos intentaron sacarle la bala del cuerpo con un bolígrafo y un sifón. El parte médico mintió. El proceso judicial ni siquiera llegó a la apertura de juicio oral. Cuatro décadas y media después, Marc atiende a CTXT para recuperar la figura de su hermano y exigir la justicia que los tribunales españoles le negaron. Este es uno de los cientos de casos que engrosan la macroquerella argentina que investiga los crímenes del franquismo.
El nombre completo de su hermano era Gustau Adolfo Muñoz de Bustillo Gallego. Quizá en Barcelona se conozca su historia, pero no ocurre lo mismo en el resto de España. ¿Quién era él realmente?
Era el tercero de cinco hermanos. Nuestra familia iba detrás de nuestro padre, agente de viajes que se movía por toda España, por eso yo nací en Madrid y él en Sevilla. A los dos meses de que él naciera nos vinimos para Barcelona. Nos empezamos a politizar juntos, aunque no veníamos de una familia politizada. Teníamos unos 14 años y la sensibilidad política, en aquellos años, nacía desde el mismo momento en que uno empieza a tener uso de razón. Veíamos la calle, las asambleas, el centro de Barcelona bullía. Eso generaba cierta inquietud y nosotros no dudamos en implicarnos. Gustau, tras terminar EGB, empezó a trabajar en la agencia de viajes con mi padre y se puso a aprender inglés.
Veíamos la calle, las asambleas, el centro de Barcelona bullía. Eso generaba cierta inquietud y nosotros no dudamos en implicarnos
¿Dónde militaba Gustau?
Él estaba en el Partido Comunista de España Internacional (PCE(i)), al igual que yo, aunque Gustau tenía cierta sensibilidad hacia la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), donde yo también militaba. Nuestro trabajo consistía en realizar acciones de agitación y propaganda: pancartas, convocar e ir a las manifestaciones, pegar carteles… Por la edad que teníamos entonces, apenas pudimos desarrollar más nuestra conciencia política. Estuvimos unos dos años en el Partido, hasta que a él lo asesinan con 16 años y yo dejo de lado el activismo.
Aquel 11 de septiembre de 1978, con la manifestación de la Diada catalana, su hermano murió por disparos de la Policía. ¿Qué ocurrió exactamente?
Los dos estábamos encuadrados en los piquetes de defensa de esa manifestación, que no era la oficial ni estaba legalizada. La oficial la convocaban los partidos políticos mayoritarios y había sido antes que la nuestra, y ahí la Policía también había cargado. Yo creo que eso hizo que algunas personas se pasaran por nuestra convocatoria.
La manifestación partió de Las Ramblas y la idea era subir hasta la plaza de Sant Jaume. Fue un año muy movido y yo la recuerdo como una de nuestras convocatorias con mayor seguimiento. El lema que elegimos fue “Contra los Pactos de la Moncloa y por la independencia de Catalunya” y “Fuera las fuerzas de ocupación”. Nosotros dos no fuimos a la legal porque trabajábamos, pero sí a la del PCE(i), a las 20 horas. Recuerdo que al principio todo discurría sin muchos incidentes, pero sí que identificamos a varios policías de paisano, lo que generó tensión en el recorrido.
Nunca he visto tantas pelotas de goma y botes de humo como aquella vez. Los impactos de bala todavía están presentes en la parte lateral del Ayuntamiento
Hubo una carga, pero logramos recomponernos y encarar hacia Sant Jaume. Antes de llegar nos encontramos con un cordón policial a 30 metros de la plaza. Nunca he visto tantas pelotas de goma y botes de humo como aquella vez. El piquete de defensa y algunas personas que venían detrás nos separamos, e intentamos entrar a la plaza por un callejón. Dentro de la plaza de San Miguel nos intentaron detener, pero nosotros tratamos de escabullirnos y empezaron los disparos. Los impactos de bala todavía están presentes en la parte lateral del Ayuntamiento.
Ahí fue cuando Gustau y usted se separan.
Pensaba que venía detrás de mí. Cuando me golpearon en la espalda con la pistola, yo me giré, me encañonaron y dijeron: “Quietos. Policía. Estáis todos detenidos”. Imagino que mi hermano pasaría corriendo por detrás, y ya le perdí de pista. Tras reconstruir los hechos, le situamos en la parte de arriba del Ayuntamiento. En la calle Ferrán, él cayó al suelo tras recibir un disparo por la espalda. En resumidas cuentas, la Policía mató por la espalda a un chaval de 16 años indefenso que se oponía a los Pactos de la Moncloa y se manifestaba a favor de la independencia de Catalunya.
La Policía mató por la espalda a un chaval de 16 años indefenso
¿Cuándo se entera de lo sucedido con Gustau?
Cuando terminó todo el alboroto, llegué a casa. Me di de plazo una hora, y cuando pasó le dije a mis padres que habíamos ido a una cita de seguridad, como llamábamos a esas acciones, y les conté hasta donde yo sabía. Salimos a buscarlo pero nadie sabía nada, hasta que de madrugada mi padre identificó el cadáver. Inmediatamente, se acercó a la comisaría y salió de ella con una denuncia por asesinato a las 4 de la madrugada. Mi padre decía que había visto a su hijo salir de casa para ir a trabajar después de comer y por la noche se lo había encontrado muerto de un disparo de la Policía.
En cambio, la Policía ya sabía bien lo que había pasado desde que intentaron sacarle la bala del cuerpo.
Eso nos lo contaron algunos compañeros más tarde. Cuando le vieron desplomarse al suelo en la manifestación, le metieron entre varios a un portal. A los tres segundos entraron dos tíos flechados que dijeron ser médicos y los compañeros pensaban que estaba salvada la cosa, pero no era así. De repente, le giran el cuerpo y le ponen de espaldas y con un bolígrafo y un sifón intentaron sacarle la bala, pero no pudieron. Ahí vieron que la bala no había salido, que seguía dentro del cuerpo.
Estaban tan a lo suyo que hasta que un compañero fotógrafo, que presenció la escena, empezó a documentarla, con flash y todo, no se dieron cuenta. Él era Albert Ramis y consiguió sacar el rostro de los tipos. A los días, salió una de esas imágenes en Interviú, lo que le valió la detención durante ocho días en la comisaría de Vía Layetana, aplicándole la Ley Antiterrorista. Uno de estos hombres que entraron al portal fue identificado por un compañero del Partido ya 40 años después durante el rodaje del documental Gustau, la Transició al descobert. Ese día él estaba detenido y el mismo policía le había torturado. También registraron la casa de Ramis y se llevaron todos los negativos que tenía del 11 de septiembre.
En el parte que nos dan escrito por los médicos, porque no le hacen autopsia ni nada, se inventaban que la trayectoria de la bala había entrado por el pecho
El cuerpo acabó en Peracamps, un centro sanitario. ¿Qué ocurrió en él?
Mi hermano entró con un agujero por la espalda y salió con otro en el pecho. Allí le tuvieron tres horas. En el parte que nos dan escrito por los médicos, porque no le hacen autopsia ni nada, se inventaban que la trayectoria de la bala había entrado por el pecho. De allí solo salió el cuerpo de mi hermano, sin la documentación ni la camisa con el agujero de bala ni la misma bala. Todavía hoy no han aparecido.
¿Qué tal fue la investigación posterior a raíz de la denuncia de su padre?
Las diligencias judiciales terminaron archivadas definitivamente en 1983. No sirvió para mucho, pero sí para que la nota realizada por la comisaría de Vía Layetana aquella noche en la que reconocían que habían matado a Gustau se incorporara al proceso judicial. Y lo decían tal cual: se había dado un intento de detención, hubo tiros, y un individuo resultó muerto.
El abogado pidió el procesamiento de José Luis Valero, uno de los policías. El caso es que a este hombre los hechos le sitúan detrás de mi hermano, y como la versión oficial era que la bala había entrado por el pecho, no se le pudo procesar. En realidad, él pudo ser perfectamente el autor material del asesinato de mi hermano.
Otro nombre propio es el de Francisco Martínez Méndez, a quien diversos testimonios le sitúan en el lugar de los hechos como uno de los autores de los disparos. A él le identifica otra chica que resultó herida de bala en un brazo. Lo único que hizo este policía en las declaraciones previas judiciales fue suscribir la declaración de su compañero. Al poco tiempo supimos que a estos dos policías les habían destinado a Galicia y Madrid
¿Qué respuesta les ha dado el Estado?
Ninguna. La justicia archivó el caso y ahí está. Hace poco que nos adherimos a la macroquerella argentina que investiga los crímenes del franquismo. De hecho, la jueza María Servini incluyó el caso de mi hermano porque la Corte Suprema del país entendió que las estructuras y funcionarios del franquismo eran los mismos que siguieron operando durante la Transición. Así cayó la pared temporal que había hasta entonces en la querella argentina, que solo admitía casos que fueron amnistiados, y pudieron entrar otros tantos crímenes cometidos en aquellos años en la macroquerella.
La Ley de Amnistía es de 1977. El caso de Gustau se quedaría fuera de ella y quizá se podría juzgar aquí.
Intentar reabrir el caso sería una pérdida de tiempo en España. Además, estoy seguro de que lo eternizarían
Intentar reabrir el caso sería una pérdida de tiempo en España. Además, estoy seguro de que lo eternizarían. Lo meterían en un cajón y dejarían que pasaran los años. Solo hay que ver cómo la justicia española no atiende a los requerimientos de la justicia argentina.
¿Y probar con la nueva Fiscalía de Memoria Democrática?
Habrá que ver qué recorrido tiene esta Fiscalía. Podrá hacer muchas cosas, pero seguro que no podrá juzgar a nadie, que es a lo que se oponen los jueces.
En cambio, la sociedad civil sí que ha querido homenajear a Gustau con una placa a dos metros de la portería en la que falleció.
Ha habido dos. La primera la pusieron algunas personas que nunca lo conocieron junto a algunos compañeros del PCE(i). Me avisaron, pero no pude ir aquel día. Al tiempo pusieron otra mejor, casi con la misma inscripción. El Ayuntamiento de Barcelona aprobó en pleno convertir ese lugar en un lugar de memoria y hacer una placa en condiciones, de propiedad municipal, pero nunca han llegado a hacerlo efectivo.
Si un día los propietarios del edificio le dan un martillazo y la tiran, no podremos reclamar. Ahora están en obras y no sabemos cómo quedará la cosa.
Autor >