Asturianos contra la impunidad de sus torturadores

18/12/2018

«Quedan pocos torturadores franquistas pero hay que destaparlos a todos. Hubo hasta castraciones»

La Audiencia Provincial archiva la denuncia de tres víctimas que ahora recurrirán al Constitucional, entre ellas Gerardo Iglesias. «Estamos abochornados e indignados», señalan

Fausto Sánchez García, Vicente Gutiérrez Solís, el letrado Alberto Suárez y Delfina Flórez, de la Comuna d'Asturies Fausto Sánchez García, Vicente Gutiérrez Solís, el letrado Alberto Suárez y Delfina Flórez, de la Comuna d'Asturies
La Voz de Asturias

«En Asturias hubo torturadores que no tuvieron nada que envidiar a Billy el Niño. A mí me rompieron el tímpano y dos costillas. A otros los machacaron. Conozco a uno que hasta le cortaron un huevo, lo castraron. A algunos les clavaban astillas en el cuerpo. Quedan pocos vivos pero tenemos que seguir tirando de la manta». Los tres asturianos que abrieron una vía judicial en España para encausar a los hombres que los apalearon durante la dictaduras se muestran indignados. El juzgado de instrucción ha archivado su denuncia y la Audiencia Provincial también. El argumento es que no se trata de crímenes de lesa humanidad humanidad y, aún así, si lo fueran, ya habrían prescrito. Pero ni Gerardo Iglesias, exlíder del PCE, ni Vicente Gutiérrez Solís ni Fausto Sánchez García se rinden. Apoyados por la Comunidad d'Asturies y con la asesoría legal del letrado Alberto Suárez, acaban de presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Si esto tampoco funciona, emprenderán el camino hacia Europa, al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. 

Persiguen básicamente dos cosas. La primera y fundamental, que se haga justicia. No quieren que los delitos que se cometieron con ellos queden impunes eternamente. Al mismo tiempo pretenden que todos los nombres salgan a la luz. En España, el nombre de referencia es Antonio González Pacheco, conocido como Billy El Niño. Ese es el más famoso de todos los torturadores. El de Asturias es Pascual Honrado de la Fuente. Pero por detrás hubo muchos más. Fausto Sánchez señala que fueron miles en toda España. No le hace falta hacer demasiada memoria para que broten más nombres. Del capitán Caro, traído desde Andalucía, recuerda su ferocidad contra los mineros y cómo hasta se drogaba delante de ellos antes de machacarlos. Hubo muchos más. Algunos se negaron y no participaron en esas tropelías. «A los que se negaban les castigaban. Los que no querían participar eran, por ejemplo, trasladados al País Vasco», rememora.